No me pueden negar que uno de los mejores momentos de la vida son las mañanas de domingo, donde puedes quedarte dormido hasta tarde, seguir regodeándote en los sueños con Katy Perry, Mayte Perroni o las chicas con Jason Momoa. Pues así estaba, rindiendo pleitesía a Morfeo, iba de la mano de Mayte caminando por un hermoso bosque, la luz del sol cubría nuestros rostros y entre risas avanzábamos sobre
La noche estaba por llegar, la jornada había sido larga, el cielo amenazaba lluvia y solo me encontraba acompañado de mi fiel e incondicional compañero, mi celular. Mi mente empezó a divagar mientras los autos pasaban por la avenida y la gente caminaba apresurada frente a mis ojos. La primera gota de lluvia apareció lo que me hizo salir del trance, mi mente se aclaró y llego una pregunta filosóficamente
Todo comenzó en un barco navegando entre piratas, de esos de pata de palo y perico en el hombro, sus velas izadas buscando el mejor viento para continuar su recorrido, los tesoros brillaban en la cubierta, mientras los bucaneros se asomaban por la borda, al menos 10 barcos se habían dado cita, todos llenos de corsarios, parecía una reunión de su sindicato, quedé admirado con aquella imagen, pero decidí partir.
Nada mejor que salir a caminar y conocer diferentes lugares de la hermosa Ciudad de México (antes DF), en esta ocasión me fui al centro de Coyoacán, después de comprar un café y sentarme frente al kiosco decidí caminar por la calle Belisario Domínguez para ver que me encontraba. A la mitad de la calle me llamó la atención un zaguán abierto y decidí entrar, ahí encontré una tienda con
