La nueva película de Hellboy llega a los cines del país y es sangrienta, divertida y muy diferente a lo que conocíamos del personaje.
Esta vez, es Neil Marshall, director de The Descent y de un par de los mejores episodios de Game of Thrones, quien está detrás de la cámara. Además, Andrew Cosby trabajó en el guión junto a Mignola.
La película intenta modernizar algunas de las tramas y personajes que han aparecido desde el inicio de su publicación en 1993, al tiempo que integra muchos de los mitos que están alrededor de Anung Un Rama.
En el medioevo la bruja Nimue, reina de las hadas y otras criaturas nocturnas, le declara la guerra a la humanidad liberando una de las plagas más terribles del mundo. Gracias a una trampa tendida por el Rey Arturo y Merlín, logran cortar su cuerpo en partes y enterrarla en diversas partes de Inglaterra; pero debido a que es inmortal sólo espera el momento de resurgir.
En el Siglo XXI, Hellboy, una criatura nacida en el infierno que ayuda a la Agencia de Investigación y Defensa Paranormal (B.P.R.D por sus siglas en inglés) es enviado a Inglaterra para ayudar en la Casería Salvaje, una tradicional matanza de gigantes, pero en el camino descubre la naturaleza de su origen maligno y una conspiración para impedir el fin del mundo que implica el regreso de Nimue.
Esta adaptación no está basada en una sola saga de la historieta, sino de muchas. Los fans del cómic amarán esto, pero el público nuevo podría sentirse confundido. No es que sea algo definitivo, pero puede pasar. A lo largo de la historia notas unas subtramas que no se cuentan porque los personajes ya conocen a Hellboy de otras aventuras.
El ejemplo más claro de esto es Baba Yaga y el Gruagach. Del segundo conocemos el punto de partida de su odio hacia Hellboy, de la bruja eslava no vemos nada de su pasado, y aunque no afecta mucho si dan ganas de verlo. El personaje es aterrador, voluble y sanguinario. Una caníbal que mueve los hilos del destino para lograr su vulgar objetivo.
La avalancha de historias tiene, en muchos momentos, un ritmo frenético: Hellboy es presentado, de inmediato es reclutado para otra misión, de la que surge la siguiente y la siguiente. Es como si tuvieras cinco minutos para que cierren la tienda de cómics y tuvieras que leer seis o siete tomos en ese tiempo. Tal vez eso no sería problemático, de no ser porque la mayor parte de la audiencia no conoce todas esas historias, así que pueden llegar a sentirlas simplemente como un collage armado a toda velocidad, con efectos visuales que no están a la altura de una cinta de este tipo.
el filme es un festín de gore e imaginería de horror que apelará a quienes disfrutan del cine de género. El sello de su director, Neil Marshall, está presente de principio a fin, sea en el estilo de la violencia, en la cantidad de cuerpos desmembrados y eviscerados, o en el diseño de las criaturas.
Justo son los apartados de maquillaje y prostéticos y diseño en donde residen las mayores fortalezas de la película, las que la hacen tener secuencias formidables con las que es imposible no sentir la necesidad de aplaudirle a Millennium Films por atreverse a hacer un filme tan de nicho y dirigido al público adulto.