La majestuosidad de la música de Beethoven logró el sold out en el Auditorio Nacional.

La majestuosidad de la música de Beethoven logró el sold out en el Auditorio Nacional.

Txt: Luis Ángel Grace

Fotografías :josejorgecarreon

El inevitable andar del tiempo puede causar obsolescencia y olvido o mantener la vigencia al avivar el espíritu de muchas cosas, en el caso del gran legado de Beethoven, ocurre esto último con enorme interés.

El estreno de la novena sinfonía en re menor, opus 125 está cumpliendo doscientos años (acontecido el 7 de mayo de 1824). La obra ha logrado constituirse como uno de las hitos musicales más emblemáticos en la historia de la humanidad, con miles de entonaciones y adaptaciones a lo largo del mundo, desde el lado occidental hasta el oriental.

Para festejar esta hazaña, la Orquesta Sinfónica de México se presentó en el Auditorio Nacional con una magna presentación del bicentenario del estreno de la novena sinfonía del autor alemán.

En punto de las 20:30 del martes 7 de mayo, la Orquesta fue tomando sus asientos con una espectacular puntualidad que le caracteriza. Antes de que el público pudiera sorprenderse con la pieza estelar, los músicos interpretaron la obertura Egmont, también de Beethoven, y las danzas Polovtsianas del compositor Aleksandr Borodín.

La Orquesta estuvo bajo la dirección de Rodrigo Macías, con Alejandra Gómez (mezzosoprano), Angélica Alejandre (soprano), Rodrigo Garciarroyo (tenor) y Tomás Castellanos (barítono), además del coro de la escuela de música de la universidad Anáhuac y el coro del Colegio Alemán.

La majestuosidad de la Orquesta Sinfónica de México motivó los aplausos del público al emocionar al Auditorio Nacional en más de una ocasión, con el sonido de los violines, violonchelos, clarinetes, flautas y demás instrumentos.

La novena sinfonía comenzó ante un aforo repleto por un lleno total tras unas palabras del director Rodrigo Macías: “Esta obra histórica ha logrado juntar a miles de personas el día de hoy para que podamos escuchar juntos… esperamos que la música pueda transformar”.

Los cuatro movimientos de la sinfonía cubrieron un poco más de una hora del espectáculo. De hecho, antes de que la orquesta comenzara su interpretación, se tomó un intermedio de quince minutos para evitar la interrupción de la obra.

El evento logró juntar a más de una generación de amantes de la música clásica en una noche de celebración por su bicentenario del estreno.

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