Txt: Luis Ángel Grece
Fotografías: OCESA / Lulú Urdapilleta
Lila Downs le cantó al amor, al mezcal y a la muerte en un Auditorio Nacional repleto de flor amarilla del cempasúchil y olor a copal en una ofrenda dedicada a su eterno esposo Paul Cohen, con poco tiempo de fallecido.
La fecha llena de misticismo para recordar a aquellos seres amados que no se encuentran presentes fue el primero de noviembre, día de muertos en todos los rincones del país. Tal vez no fue al azar la elección de esta cita, lo importante es que hay vida para celebrar a la muerte con música regional, bebida, baile y canto.
El concierto abrió con «Clandestino«, la canción de Manu Chao que recuerda que ninguna persona es inmigrante en tierra libre. Downs cambió las distintas nacionalidades que originalmente lleva la letra por /sonorense, ¡Clandestino!, poblano, ¡Clandestino!, michoacano, ¡Clandestino!/ para hacer abstracción de nuestra identidad, al final, todos somos mexicanos sin fronteras.
Le siguieron las composiciones «Conjuro», «Fuiste Feliz» y «La Curación», una tercia bien elegida para poner a los fans a cantar esos versos de amor y tristeza.
«Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida», decía el famoso poeta Pablo Neruda, recordándonos que el paso a lo desconocido puede hacerse menos latoso si tenemos un amor a quien cantarle, y esa noche, una velada muy personal para Lila, le cantó a los difuntos, a su esposo, y a los fans. También se dejaron escuchar «Vas de Salida», «Tortolita» y «Ni Maíz».
Tras una breve participación del sonorense Isaac Montijo que nos puso a disfrutar de su cumbia, la talentosa Lila Downs nos recordó disfrutar de la vida, con una especial dedicación: «A nuestros santos difuntos en esta noche, y también nos vamos al barrio de las ciudades pa’ cantarles».
Su concierto fue una ofrenda a la mexicanidad y a la identidad indígena, a los sabores y tradiciones que son parte de la vida. ¿Quién más que aquellos que siguen caminando para disfrutar de la bebida y la comida? A una orilla del escenario había un altar como forma de ofrecimiento para Paul, además de fruta, veladoras y flores.
Amandititita salió al escenario para acompañar a dueto la canción «Solita Solita», una canción de empoderamiento y amor propio que sí causó que los fans cantaran al unísono.
Le siguió «Dos corazones», una de sus nuevas composiciones, «La Cumbia del Mole» y «Mezcalito» para seguir con un pequeño encore que terminó con los clásicos del mariachi «Cruz de Olvido» y «La Llorona».
No cabe duda que Lila Downs tiene una enorme presencia en el gusto de la música de raíz, bien mexicana.