Txt:Luis Ángel Grace
Fotografias:Pablo Deyta
El laureado Cirque Du Soleil regresa a México con Corteo, una puesta en escena que remonta a un viaje sin retorno por múltiples sueños que vanhilándose entre lo irreal y lo fantástico, y que sin lugar a dudas, logra robar el aliento en más de una ocasión, dejando que el público se sorprenda por los actos tan asombrosos que parecen ilusorios.
El show es protagonizado por un payaso que recibe su funeral con extrañeza pero sin resignaciones, con una muerte espontánea a la que él mismo dedica sus tristezas y alegrías de una vida recorrida sin temor. Aunque se trata de un momento que se podría imaginar lleno de aflicciones, no se deja ver la pesadumbre, pues es un desfile lleno de viveza que intenta responder la incógnita de la fiesta que existe más allá del funeral, del enigma que encubre la partida de esta maravillosa existencia.
Y justamente Corteo logra capturar la esencia de la vida irreal pero asombrosa. Esta presentación como medio de arte escénico es un retrato a la vida fantasiosa que desea surgir y ser escuchada, que toma características que van de lo ridículo a lo trágico y que por su propia existencia consigue asombrar con la proeza de crear un espectáculo teatral que efectivamente tiene una inmersión de los presentes, desdibujando la realidad de lo ficticio, rompe el telón que aparece entre los acróbatas y las ovaciones con aplausos del público.
Sin intentar arruinar la experiencia de lo que sucede en el show, la historia se centra en diferentes actos acrobáticos donde lo imaginario recae en la agilidad del talento y en las risas causadas por los instantes de humor con un guion descrito de forma no lineal. El espectáculo esta hablado en español con breves participaciones de italiano e inglés, que son comprensibles. Al final, lo que más cuenta es lo visual y palpable que el show pueda hacerle sentir al receptor.
Únicamente mencionaremos un acto de los muchos que constituyen esta obra del Cirque Du Soleil. En un momento, algunos acróbatas entran en un aro que hacen girar sobre su eje, como si se tratase de un ritual, no dejando caer esa fuerza que permite la rotación al ritmo de la música circense (ya que como la cereza del pastel, el show cuenta con la participación de una banda en vivo que musicaliza todos los actos).
El protagonista através de la muerte, logra alcanzar un sitio que dentro del imaginario cristiano, es el paraíso, puesto que los ángeles le reciben después de obtener sus alas, ese último logro alcanzado para poder descansar en paz… o despertar al terminar un sueño genuino.