TXT: Joše Mariya Perez
Fotografías: Cristian Núñez
“Alguna vez salí con una chica de Florida a quien humorísticamente le dije ‘siempre que alguien menciona Florida, pienso en DeathMetal’ ella respondió entre risas ‘Se supone que deberías pensar en mi’…”
Hace trece años tenía el sueño de ver en vivo a una de mis bandas favoritas, Cannibal Corpse, por aquel entonces traían el Evisceration Plague, y por dos factores no logre mi cometido… era menor de edad y no contaba con el dinero para los boletos, el death metal siempre entro en mis gustos, desde MorbidAngel, Death, Obituary, Celtic Frost (en sus discos To Mega Therion y Monotheist) hasta SixFeetUnder y sus tributos al estilo death a AC/DC.
Llegar al Circo Volador no representa problema alguno, Transborde en Tacubaya, transborde en chabacano, bajar en La Viga y a la salida, esta ese viejo edificio pintado de negro que alguna vez solía ser un cine, me encuentro con unos amigos de la Anáhuac, otros colegas de prensa y vamos entrando al show, parece que acabara temprano, los primeros en salir son los nacionales de Tranatopsy, reconozco que saben usar el blast beat y las voces gruesas, su vocalista se mete en el personaje de frontman, la audiencia le sigue con los puños cerrados levantados al aire, un cálido recibimiento para los locales, pensándolo con mis colegas tras el numero con “Las Animas del Terror” se siente agradable como las bandas locales generan este revuelo, lleno de violentos golpes a la batería y al bajo.
El headbanging es de ley, poco a poco mis amigos nos vamos reuniendo para ver a Gatecreeper desde Arizona, el lugar caliente de América, Chase Mason, el Martillo del Infierno, parece el mas movido de la banda, de un lado a otro del escenario con su micrófono, da la impresión de tener ansiedad, esa misma ansiedad que se libera al escuchar los riffs de guitarra. Hay momentos en los que suenan a Crust-punk o a Crossover-thrash, pero a fin de cuentas es DEATH METAL, los guturales, los riffs caóticos que parecen bombas nucleares y las baterías que recuerdan a una hecatombe mórbida lograron tronar una bocina, reanudando el audio de inmediato, primera señal, mi amigo Aztro lo dice al final del set “que en la reseña diga #esunp$%&” su forma de decir que algo está chingon.
Uno creería que terminando Gatecreeper el equipo de Cannibal Corpse comenzaría a conectar y a probar sonido, claro, bajaron la carpa de los invitados especiales y colocaron la del espectáculo estelar, pero aun tardando y rayando en el retraso, se tomaron el tiempo para regalar agua, esto no sé porque le calentó a algún pele que arrojo una cerveza al escenario provocando una ola de agravios hacia el susodicho “¡SAQUNLO, SAQUENLO!” Un retraso ya inminente, muchas de las broncas fueron por el audio, una de las guitarras parecía no dar la señal correcta y así salieron mas detalles, sin embargo, la banda salió, algo tarde, decepcionante ver la reacción de los fanáticos quienes arrojaron vasos llenos y vacíos hacia la zona mas cercana al escenario, un tipo a escasos metro de mi comenzó a orinar para ahorrarse el camino al baño, no justifico que la suciedad sea propia del Death Metal, para mi es mas una suciedad conceptual y abstracta.
Finalmente,George “Corpsegrinder” Fisher hace su aparición con el micrófono, el resto de la banda le sigue, sueltan el primer corte, un blast beat violento haciendo alusión a su mas reciente álbum, ViolenceUnimagined, se propaga por los rincones del Circo Volador, el cual se ve abarrotado, casi desbordante, este disco marca la integración oficial de Erik Rutan a las filas de CannibalCorpse, el productor oriundo de Florida pisa el escenario ya no como un miembro auxiliar en las giras tras la partida de Pat O’Brien.
Tras un setlist brutal (ya quería usar esa palabra) y pese a los percances, puedo decir que el show valió la pena, balanceando entre clásicos de los 90’s que suenan a un nivel cabronsisimo con Fisher en vocales y los temas recientes tanto de los 2010’s como los del nuevo álbum.
Un momento fugaz lleno de muerte y una violencia desmesurada.
Tuve que tomar el metro para no caer presa de los altos costes de transporte particular… ni modo así es esto.