Leslie Mann, John Cena e Ike Barinholtz encabezan el reparto adulto de No me las toquen, interpretando a los padres de Julie, Kayla y Sam, respectivamente. Emocionados al ver a sus hijas cumplir sus metas académicas, los tres se preparan de manera distinta para enfrentar la triste realidad que les avecina: la partida de las jovencitas hacia su futuro universitario. No sin antes, festejar como se debe en la tradicional prom night (noche de graduación) que Hollywood se ha encargado de idealizar a través del cine juvenil durante algunas décadas.
Las cosas comienzan a salirse de control cuando Lisa (Mann) lee accidentalmente una conversación grupal entre Julie y sus dos mejores amigas, en la que éstas, valiéndose únicamente de emojis, se preparan para su primera experiencia sexual. Preocupada porque su hija termine cometiendo los mismos errores que la llevaron a convertirse en una joven madre soltera, Lisa se dará a la tarea de impedir que Julie y Austin tengan relaciones sexuales al término de la gran noche. Mitchell (Cena) y Hunter (Barinholtz) también se unen a la misión, con el propósito de evitar que los chicos terminen lastimando emocionalmente a sus pequeños engendros.
A primera vista, Blockers (No Me Las Toquen) pareciera una película más sobre las aventuras de un grupo de adolescentes de preparatoria con la hormona alborotada. De hecho, su premisa es demasiado similar a la de American Pie, solamente que en versión millennial y contada desde una perspectiva femenina: tres mejores amigas deciden hacer un pacto para perder la virginidad durante su fiesta de graduación. La principal diferencia entre la popular cinta de finales de los años noventa y ésta, es que aquí los padres de las jovencitas juegan un papel importante dentro del desarrollo de la historia, al involucrarse en una sarta de situaciones acompañadas de un alto contenido de humor teologal.
No me las toquen es una película producida por Seth Rogen y Evan Goldberg (dúo responsable de Piña exprés, Este es el fin y demás comedias del clan Rogen), y dirigida por Kay Cannon (guionista de las tres entregas de Pitch Perfect).
De ahí que la comedia por la que opta sea escatológica y vulgar, mientras que la perspectiva se distinga por ser femenina. Son dos aspectos que le brindan personalidad propia a la película, y que la directora aprovecha para desarrollar temáticas puntuales en pleno 2018.