"Nunca, nunca, nunca rendirse" es la frase que define a Winston Churchill en la película de Joe Wright "Las Horas más Oscuras". Basada en una historia "inspiradora" y "real" ambientada en la Segunda Guerra Mundial.
Gary Oldman, ganador del premio Óscar, da vida al Primer Ministro de La Gran Bretaña cuando afrontaba uno de los momentos decisivos en la historia: considerar un acuerdo de paz con la Alemania nazi o permanecer fiel a los ideales de libertad de toda una nación.
El filme inicia en vísperas de la Segunda Guerra Mundial siguiendo los esfuerzos de Winston Churchill debatido entre conseguir un acuerdo de paz con la Alemania Nazi o permanecer fiel a los ideales de libertad de toda una nación. Mientras el poderío Nazi aumenta su expansión al occidente de Europa, y la amenaza de una invasión es inminente, Churchill deberá enfrentarse a una nación incrédula, un rey escéptico y a la conspiración de su propio partido para superar las horas más oscuras de su vida y llevar al país a un cambio histórico
"En este momento crítico, tenemos a un borracho al volante", dice uno de los ministros británicos refiriéndose a Churchill, un hombre que comienza el día con un desayuno grasiento acompañado de whisky. "Tiene cien ideas al día. Cuatro de ellas son buenas, 96 de ellas peligrosas ", dice otro ministro del taumaturgo fumador de puros que fue un gran orador, sin embargo el guionista Anthony McCarten claramente ha disfrutado exhibiendo la oratoria de Churchill, su ingenio y la multitud de formas en que los que lo rodean lo describieron. Las conversaciones tienen lugar bajo los rayos del sol que se filtran a las habitaciones con paneles, a los corredores húmedos, a las oscuras salas de guerra sin ventanas y al centro de poder de la Cámara de los Comunes. El guión detallado y manipulador intenta humanizar a Churchill pero apesta a manipulación, en particular a la escena ficticia en el metro de Londres cuando Churchill se encuentra con sus súbditos. El hombre de negocios y estadista Churchill se yuxtapone con el marido vulnerable (a Clemmie, interpretado por Kristen Scott Thomas) y el empleador (a su secretaria, la señorita Layton, interpretada por Lily James). Uno de los hilos mejor formados es la dinámica cambiante entre Churchill y el rey Jorge VI (Ben Mendelsohn). En la sala de guerra, el primer ministro está luchando contra ideologías opuestas representadas por el vizconde Halifax (Stephen Dillane) a quien se le dan las famosas últimas palabras: "Movilizó el idioma inglés y lo envió a la batalla".
Una película altamente recomendable.