Txt: kike lindenmann
Fotografías: Liliana Estrada/Ocesa
Siempre he dicho que no hay mejor clima que el lluvioso para escuchar a Joy Division, no sólo por las letras taciturnas sino por ese halo de oscuridad y desesperación que rodea la breve pero consistente discografía de esta banda originaria de Manchester allá en la soleada Inglaterra.
Como si Tláloc fuera fan del post punk, desató la lluvia que además se dio a la noche el toque inglés perfecto de oscuridad para disfrutar del legado de Ian Curtis, los fanáticos se fueron congregando poco a poco en el mismo espacio que en el verano cobijó a la Smash Con para ser parte del ritual místico que según los boletos estaba programado para iniciar a las 21:00 horas como parte del tour Substance.
Peter Hook, exbajista y cofundador de la mítica Joy Division, volvió a deleitar a sus fans mexicanos en el Pabellón Oeste del Palacio de los Deportes con su extraordinaria habilidad y forma única de tocar el bajo, presentando un explosivo concierto donde transportó a los asistentes al pasado a través de un viaje nostálgico lleno de adrenalina. Durante casi tres horas Peter Hook, acompañado por The Light, (banda liderada por su hijo Jack Bates) tocaron temas de la extinta Joy Division y New Order.
La experiencia de casi cuarenta años de carrera musical se impuso magistralmente sobre el estigma de interpretar un catálogo de canciones ícono hechas famosas en la voz de una leyenda. Con una energía desbordante, el legendario veterano del bajo dio cátedra de interpretación, estremeciendo cada centímetro del bodegón hecho sala de conciertos de Iztacalco.
El concierto estuvo dividido en dos sets sin encore, cada uno con identidad propia. Durante el primero, el grupo interpretó canciones del período en que tocó el bajo en New Order, Hook y su banda interpretaron temas como “Hurt”, “Touched” y “Ceremony”, entre otros. Sin embargo el público estalló lleno de euforia cuando sonaron los primeros bits de “Blue Monday” que además de poner a bailar y brincar a todos, nos hizo sentir como si estuviéramos en una escena de “Confusion”.
Ya casi para finalizar la primera parte tocaron otro clásico, tema icono: “Bizarre Love Triangle”que a finales de los 80 fueran infamemente utilizado para un anuncio del “Instituto Icel” y que a mediados de los noventa se hiciera en versión acústica. Si bien el ánimo de los asistentes no disminuyó en ningún tema, no se compara con lo que vendría después.
Luego de un breve descanso volvieron a tomar su lugar en el escenario para ofrecer la mejor parte del concierto, en comparación con la primera, este set fue el que más brilló, dejando claras dos cosas: primero, que es de los pocos músicos que puede presumir de haber estado en dos bandas legendarias y segundo, que la influencia que ejerce el grupo de Manchester sobre el rock alternativo inglés no ha envejecido, sigue vigente.
Abrió con “No love lost” en seguida de “New Dawn Fades” que junto con otros temas, poco a poco preparaban a los asistentes para el momento cumbre de la noche, que llegaría cuando en el aire sonaron los acordes de “Digital” a partir de ahí, todo fue éxtasis total que alcanzó la apoteosis absoluta en las siguientes rolas.
“Transmision” y “Autosuggestion” nunca sonaron tan exquisitas como esta noche, donde el público se entregó en cuerpo y alma para volverse uno con su ídolo, entre gritos, saltos y vasos de cerveza vacíos que volaban por los aires, recordamos la escena final de “Shes’s lost control” donde decía que Ian Curtis se ahorcó en la cocina de su casa un 18 de mayo de 1980, moría la voz, nacía el mito.
Parecía el cierre perfecto de la noche pero aún faltaba lo mejor, “DEAD SOULS”, “Atmosphere” y “Love Will Tear Us Apart” irrumpió en el escenario con la misma violencia que la infidelidad en el matrimonio de Curtis para recordarnos que en medio del dolor nacen las leyendas, esas que cada cierto tiempo revolucionan a la industria musical y originan instituciones sonoras y una vez más peter hook se roba los corazones de los fanáticos.